LIMA.- Dina Boluarte ya no es la que era, la encargada de sanear un Perú atravesado por la corrupción, tras haber “heredado” el cargo tras la destitución del presidente Pedro Castillo. Ahora, es ella la sospechosa de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Boluarte es investigada por estar en posesión de unos 15 costosos relojes con los que ha aparecido públicamente desde que comenzó en el gobierno como vicepresidenta y ministra de Desarrollo e Igualdad, y más adelante como sucesora de Castillo.
La fiscalía peruana la señala por enriquecerse ilícitamente y por omitir la declaración de las joyas en sus informes de bienes. Fue a partir de un reportaje publicado el pasado 14 de marzo, por el medio “La Encerrona” que comenzaron las indagaciones.
Los periodistas de la plataforma multimedia analizaron miles de fotografías de archivo de Boluarte en eventos a los que asistió con los relojes, algunos posiblemente marca Rolex, valorados en miles de dólares.
En Perú, un funcionario electo debe presentar una declaración jurada sobre bienes que superen los 10.300 soles (2.774 dólares), y Boluarte no lo hizo ni pudo explicar si fueron regalos o compras propias.
Como parte de la pesquisa, las autoridades irrumpieron en su residencia y en el Palacio de Gobierno entre la noche del viernes y la madrugada del sábado.
En un video pregrabado en el que aparecía flanqueada por sus ministros, Boluarte dijo que le parecía sorprendente la manera en que se realizó el operativo y que es víctima de un acoso sistemático. “Es una medida arbitraria, desproporcionada y abusiva”, comentó.
“¿Desde cuándo un sector de la prensa se preocupa en lo que usa o no usa una presidenta o un presidente? Espero y quiero creer que no es un tema sexista o de discriminación”, sostuvo.
También el sábado, el partido Perú Libre presentó una moción de vacancia (destitución) que por el momento solo cuenta con el respaldo de los partidos de centro izquierda.
Esta semana, Boluarte tendrá que declarar ante la fiscalía y los congresistas debatirán la continuidad de su presidencia, aunque las posibilidades de destitución son pocas.